¿Alguna vez has sentido vergüenza al decir de dónde eres? Si te has sentido diferente, excluido o discriminado
al hablar tu idioma natal; si la última vez que seguiste las costumbres o tradiciones
familiares o algo típico de tu país fue hace mucho tiempo, tal vez te sientas
identificado con lo que vas a leer.
Inmigrantes, no importa de qué país, todos tenemos algo en común: llegamos
a este país buscando vivir mejor; queremos que nuestras familias tengan un
mejor mañana y tengan más de lo que nosotros pudimos tener.
Este país nos ha dado la oportunidad de creer en la libertad, en la
mejor calidad de vida, en una mejor educación para nuestros hijos y en que
vamos a vivir “el sueño americano”.
En
el estado de Iowa, aproximadamente el 3.8% de la población somos Latinos o
Hispanos, esto nos hace suponer que de cada 100 personas 3 somos hispanos, y la
mayoría de ese porcentaje somos mexicanos.
Alguna
vez un amigo me dijo (y siempre que
tengo oportunidad lo repito): -"Aquí, (USA) puedes hablar inglés, terminar
la High School, tener una carrera universitaria, y aun así, para los gringos
(nótese que no es algo ofensivo, sino la forma popular mexicana de referirnos a
los americanos blancos) vas a seguir siendo mexicano". Muy sabio
pensamiento. No es algo malo, nuestro
color de piel, nuestros rasgos y nuestras costumbres nos distinguen, y nos
hacen ser lo que somos.
¿Y
todo esto a qué viene? Bueno, he conocido y escuchado a algunas personas
(hispanas) hablar inglés a sus hijos y no solo para que lo aprendan, sino
porque les da vergüenza hablar español.
Entiendo que la situación para los
inmigrantes es difícil, se puede vivir con miedo, inseguridad e inclusive sin
libertad, en ocasiones el no hacemos notar, nos hace sentir más seguros.
Lejos
de nuestro país de origen, nos queda nuestro idioma, costumbres, tradiciones,
valores y la sazón de nuestra comida, y aunque pasamos muchos años aquí en
Estados Unidos nunca se nos olvida. Nuestros hijos crecen con las dos
costumbres, festejan cosas de aquí y de allá, les gusta la comida americana y
la tradicional de nuestro país, entonces, ¿porque no hablar inglés y español?
Siempre queremos y sonamos con dejar a nuestros hijos casas, carros,
joyas y esperamos que nunca batallen tanto como nosotros, sin embargo las
herencias no son solo materiales, una buena educación, cultura, valores y amor
por la familia, la vida y el país es algo que no tiene precio.
Que
no te dé pena hablar tu idioma, deja a tus hijos la herencia de ser bilingües. Si
tienes la oportunidad, llévalos a conocer el país donde naciste, ensénales de
donde vienen, herédales tu cultura y religión, enséñales lo que sabes y aprende
de ellos.
Y
ahora que ya estamos en Estados Unidos, si no sabes, aprende inglés, eso te
sirve para que puedas comunicarte mejor, entérate de las noticias, pregunta, aprovecha las oportunidades y disfruta de todo
lo que tienes.
Vive
tu vida libre y feliz, se tolerante, generoso, sincero y honesto, la mejor
forma de enseñar a tus hijos es con el ejemplo, y recuerda esta frase de Abraham Lincoln
“Al final, lo que importa no son los años de vida, sino la vida de los años”
No hay comentarios.:
Publicar un comentario